En tiempo de crisis surgen los inmueblos con calificación energética A que consumen un 55% menos de energía que la media y Barcelona ya cuenta con el primer bloque con esta certificación.
La clasificación, que va desde la A (edificios más eficientes) a la G (menos eficientes), está recogida en la directiva europea de nuevas construcciones.
Esta obra de la ciudad condal está realizada con fachadas de un sistema de placas de aislamiento especial de 12 cm y persianas-celosías de madera, que no impiden la entrada de luz y sirven de protección solar eficiente, a la vez que se consigue un mayor ahorro energético.
Cualquier edificio, para obtener la categoría correspondiente, debe superar unas prescripciones relativas a la envolvente de la construcción y a los sistemas térmicos de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria, refrigeración e iluminación. La clasificación A se obtiene si el consumo de energía del edificio es un 55% inferior a la media.
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